José de Espronceda
José de Espronceda nace en Almendralejo, Badajoz, el 25 de
marzo de 1808, y siendo un poeta romántico por excelencia en quien
amores y amoríos, marcan su huella, no deja por ello de ser épico
en su lirismo y contestatario en sus ansias de libertad, siendo, tal vez,
el más byroniano de nuestros poetas, autor que dejó sentir
su influencia en Espronceda.
Adolescente ingresó en la sociedad secreta "Los Numantinos", publicando un manifiesto en contra de la ejecución de Riego, que le consiguió cinco años de encierro en cierto convento de Guadalajara.
Por aquellas fechas escribe su famoso poema "El Pelayo" en el que se alaban los tiempos iniciales de la lucha por la Reconquista.
Muchos años después, y coincidiendo en Lisboa ambos, conocerá al gran amor de su vida, a la novelesca Teresa Mancha, jovencita que se convertirá luego, a sus 16 primaveras, contrayendo matrimonio con un comerciante español residente en Londres, llamado del Bayo, en una autentica Madame Bovary, casada insatisfecha en sus ansias de romances ideales.
José de Espronceda recaló en Lisboa como exiliado liberal por causa de sus ideas anti monárquicas, y en ella estaba el coronel Epifanio Mancha, huyendo de lo mismo, con su familia, a la espera de embarcar para Inglaterra.
Tal vez fue entonces, en ese primer encuentro, cuando el poeta y Teresa se enamoraron, pero, cánones establecidos por el romanticismo, no deciden fugarse, dejando atrás un matrimonio roto y dos hijos, hasta que ese matrimonio, el de ella, y esos hijos, de ella, existen.
Teresa fue la musa inconformista que necesitaba Espronceda, muy dentro, además, de la línea byroniana que tanto apreciaba nuestro poeta.
José de Espronceda y Teresa tienen a su debido tiempo una hija, Blanca, que más adelante será tutelada por el conde de las Navas, pero antes viven sus amores, de manera emocionalmente precaria ya que las actividades políticas de él zarandearon con mucho su relación sentimental, primero en Londres, luego en París, Madrid y Valladolid.
De esa pasión, con final obligadamente desastroso, como parece ser el destino de todo amor poético, nacen, aparte de la desdichada Blanca, cuyo embarazo vivió Teresa lejos del poeta, desterrado en Cuéllar por aquellas fechas, sonetos y poemas, "A Matilde", "A un ruiseñor", "Suave es tu sonrisa, amada mía", "Y a la luz de crepúsculo", una novela "Sancho Saldaña", el poema "La canción del pirata", "El diablo mundo" y el famoso "Canto breve a Teresa".
Finalmente, y debido a lo que hoy llamaríamos, incompatibilidad de caracteres, Teresa y el poeta, se desengañan y ella, desentendiéndose de su hija Blanca, se fuga con un nuevo amante, siempre persiguiendo el amor novelesco por excelencia, que tampoco encontrará la infeliz, acabando finalmente en las calles y muriendo de tuberculosis, abandonada de todos.
Cuatro años más tarde, en 1842, célebre ya y reconocido
poeta, muere José de Espronceda, cuando iba a contraer matrimonio
con Bernarda de Beruete.
